Y no es broma.
En mi reciente visita al último director de TBO, mi quedrido amigo Don Albert Viña I Tous, aparte de comentar muchas cuestiones, saltó a la palestra el temido cierre de Ediciones TBO en los años 50.
Lo explícaré: se presentaron en la sede de TBO dos inspectores de policía, con sombrero, gabardina con cinturón, bigotito y fumando “Chester” (pero de contrabando). Los dos sujetos eran portadores de una orden de secuestro del TBO de aquella fecha. La orden provenía del Ministerio de la Gobernación de Barcelona y además era acompañada de una multa de 12.000 Pts. (muchísimo dinero en aquella época).
Sigo explicando lo ocurrido y con imágenes. Resulta que en el TBO del miércoles 25 de abril de 1951, de la época sin numerar y con la identificación de “Revista Festiva de Ediciones TBO” (con una magnífica portada de Urda titulada “Presencia de Espíritu”), apareció una sección bastante habitual en la página 2 titulada “El ojo electrónico”, donde cabían anécdotas, bromas y curiosidades. Escrita y dibujada por Manuel Díaz Llamas (1896-1981), en uno de los recuadritos hay un dibujo con la cara de un cazurro señalando jamones, chuletas, longanizas y con un texto que decía así: “ Blas Pérez ha descubierto un poderoso reconstituyente a base de chuletas, longaniza, jamón, pollo asado y langosta. ¡Qué eminencias tenemos”. Al final del texto con las imágenes veremos el porqué.
La cuestión es que se secuestró las existencias de este TBO y aunque se pagó la multa, los directivos de TBO respiraron aliviados porque lo que temían era el cierre para siempre la empresa editora. Así las gastaban aquella gente... Así me lo explicaba el Sr. Viña con cara de contento, ya que cada vez que piensa en los trámites que tuvo que efectuar (incluso llegó a Madrid) dice que aún se le pone la carne de gallina. ¡Ah! Por cierto, los dos policías que se presentaron no sabían el porqué del asunto y aunque estaban acostumbrados a decomisar mercancías como pornografía o periódicos y panfletos de tonos rojizos, ellos mismos no entendían el secuestro de TBO. ¡Ah! Aquella época era la leche merengada: Por ejemplo; el cuento de La Caperucita Roja se traducía a La Caperucita Encarnada (por lo de roja).
En foto A.- Portada del susodicho ejemplar.
En foto B.- Vemos la página entera comentada, la ampliación del recuadrito donde se habla de Blas Pérez…
Y el motivo de todo el follón fue porqué dio la casualidad y por ocurrencia del dibujante de escribir nombre vulgar y pueblerino, sin saber que Blas Pérez también se llamaba ¡El Ministro de la Gobernación!. (Descargar PDF)
Y no es broma, para ello podeis ver en un párrafo de un artículo de Mariano Rodríguez para La Vanguardia del 26 de marzo de 1991, un reportaje del asesinato de Carmen Broto, ocurrido en los 50, donde se nombra al Ministro Blas Pérez.
El grafópata Giralt