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Buenas y santas tardes (San Leandro): Hay cosas y casos en la vida que nunca se pueden y no se podrán negligir en la existencia de cada persona, sea del sexo masculino, femenino o  tirando a lo primerizo, a lo segundizo o en ambas como se dice de quién le gusta el pescado y la carne que se dice ahora de vez en quando. Son frases de aquellas que uno de pequeño las oía decir a los mayores. Por ejemplo si hablaban de “cosas verdes” (¿porqué verdes?) decían entre ellos: “ojo que hay ropa tendida”. La ropa tendida era referída a los niños que rondábamos por allí. Si se hablaba de un ninfo, se decía que “era de la acera de enfrente” en el mismo caso, pero en femenino, es decir una tríbida, decían de aquellas “que les gustaba mucho las pastelerías, donde además de pasteles hacían bollos”. Menos mal que de esto hace más de 50 años. ¡¡Qué burros!! Empecemos por un servidor de usted (que ya no se dice) Las cosas verdes son preciosas, o a lo mejor lo decían por las coles. Segundo, en la acera de enfrente yo he estado muchísimas veces. Nunca he andado por la misma acera, por motivos que sean a veces la he cruzado, incluso para ir a la iglesia. Y para terminar casi cada domingo toda mi familia come bollos ¿por ello las féminas son bolleras? Hoy con mis nietas ( 12 y 9 años) hablamos de este asunto de tú a tú y nombramos al pan, pan y al vino, vino, es decir, al homosexual, homosexual y a la lesbiana, lesbiana. ¡¡¡¡Viva las cosas con el ente claro y el cacao y azúcar espeso de taza dominguera!!!  ¡Ah! Y el que no esté de acuerdo que se vaya a acopiar por el traspuntín! ¡Cono!

Como siempre me estoy enrollando y os pido remisión a raudales. Y es que me pasan unas cosas imposibles de explicar. Cada tarde, como de costumbre ya sabeis que bajo al sótano (mazmorras para el manresano Renalías) en busca de maravillas como aquel que va ha buscar setas y que,con tantos años ni m’acuerdo de lo que hay y os juro que de haberlos haylos. Ahora bien, si se trata de dibujos originales de TBO los tengo controlados, no en el sótano (mazmorras para el manresano Renalías) sinó en una torreta dentro de una usina de cristal con temperatura controlada, pero bajo los sótanos (mazmorras para el manresano Renalías) no sé exactamente lo que encontraré. Allí estoy perdido. He recibido tantas y tantas herencias que lo he ido dejando por ahí abajo, una caja por aquí, otra carpeta por hallá, un ataud semivacío por otro lado... En fin, que aquí está lo bueno la incógnita: bajé con mi antorcha favorita, pero esta vez vi al fondo en una especie de cripta que colgaban del techo como tres lámparas protegidas con sábanas y telarañas a porrillo. En mi entrañeza gatuna, rasgué la primera que, efectivamente apareció una lámpara con lágrimas familiares de mis antepasados, (mecachis en la mar!!) pero al rasgar las otras dos ¡¡¡¡¡Ohhhh, mon Dieu!!! aparecieron dos MAGNÍFICAS esculturas de la inolvidable, chipena y  valenciana la gran Ana Juan, la artista  internacional reclamada en todo el bloque terráqueo y que aunque todos sabemos de quién se trata, me veo en la obligación de mostrar el artículo que apareció en el suplemento dominical de “El Periódico” el domingo 7 de Noviembre de 2010 en la pág. 24 y escrita por Sira M. Lebón (ver PDF), que debe ser una periodista de aúpa y ale-hop. Por tanto y después de dejaros el copete de punta, tengo el gran honor de mostraros el artículo y las dos maravillosas esculturas de Ana Juan, producidas a principios de los 80. Además en Ana Juan todo es especial incluso celebra dos veces el santo en un año: en julio Ana  y en Junio Juan. ¡¡Gracias Ana Juan!!
Y vosotros, queridos grafópatas, no olvideis por favor, que detrás de una apariencia sin miga, puede aparecer un Marqués, aunque éste sea de Calaf.

El grafópata que le encantó la escena de “Los Santos Inocentes”cuando el Paco Rabal (q.e.p.d.) se carga al señorito, ahorcándole por haberle matado a su “Milanabonita”